Martes 8 de octubre de 2024. Comer sano y evitar los productos ultraprocesados y con un nivel calórico alto (pizzas, patatas fritas, etc.) favorece la salud mental de los adolescentes y potencia sus habilidades neuropsicológicas, como la capacidad para relacionarse de forma armónica con las demás personas o la gestión de las emociones. Es el resultado de un estudio liderado desde el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) junto con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal: centro impulsado por la Fundació «la Caixa»), que viene a constatar hallazgos en esta misma línea que se han realizado previamente y que ponen de manifiesto la importancia de la alimentación en la salud y el bienestar emocional.
Concretamente, esta investigación, llevada a cabo por el Grupo de Investigación Neurociencia Clínica y Epidemiológica (NeuroEpia) del IISPV, ha desubierto que seguir una dieta saludable y evitar las comidas ultracalóricas y ultraprocesadas favorece las siguientes capacidades relacionales y neuropsicológicas: las habilidades sociales y personales para poder interactuar y comunicarse de forma sana con los demás y la
gestión e identificación de las propias emociones.
Para poder llevar a cabo esta investigación, el Grupo de Investigación NeuroEpia ha estudiado los patrones alimenticios de más de 600 adolescentes (la media de edad era de los 14 años) de la demarcación de Barcelona. Además de llegar a las conclusiones previas, el estudio también ha constatado que “una alimentación saludable, rica en avellanas, nueces y almendras, favorece el autocontrol y permite, en el caso de los adolescentes, mantener a raya la impulsividad”, explica Nicolás Ayala, uno de los
investigadores del grupo NeuroEpia que ha hecho posible esta investigación. Por su parte, Jordi Júlvez, el otro investigador del estudio declara: “Una dieta que no sea sana hace que nuestro organismo carezca de los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento cognitivo. Los adolescentes que comen habitualmente frutos secos (por ejemplo) están abasteciendo al organismo de ácidos grasos, que juegan un papel esencial para este buen funcionamiento cognitivo”.
Trabajos científicos como estos son muy necesarios hoy en día ya que la gestión de las emociones y la salud mental se han convertido en una cuestión de primer orden sobre todo para los y las adolescentes y sus familias y cuidadores. Los datos de los últimos años dibujan un panorama estremecedor: los suicidios de menores de 15 años aumentaron un 57% en 2021 (datos del Instituto Nacional de Estadística -INE-); una de cada cuatro personas sufrirá un problema de salud mental a lo largo de su vida y en el 75% de los casos éste empezará a manifestar los primeros síntomas antes de los 18 años (OMS); y las depresiones y diagnósticos de ansiedad han aumentado en un 75% entre la población adolescente.
Si se siguen llevando a cabo investigaciones en esta línea y los resultados que se derivan de ellas se ponen en práctica (a través de la elaboración de pautas dietéticas con el objetivo de que el propio personal sanitario pueda recomendarlas a los pacientes adolescentes) se podrían evitar y, por tanto, prevenir la aparición de tantos casos de trastornos de este tipo entre los y las jóvenes.
El investigador Nicolás Ayala señala como dato importante en relación con este estudio: “Hemos utilizado la inteligencia artificial como herramienta innovadora para identificar patrones alimentarios entre los adolescentes, lo que nos ha permitido obtener datos más rigurosos y precisos”.
Referencia bibliográfica: Ayala-Aldana, N., Pinar-Martí, A., Ruiz-Rivera, M. et al. Original article: adolescent dietary patterns derived using principal component analysis and neuropsychological functions: a cross-sectional analysis of Walnuts Smart Snack cohort. Eur Child Adolesc Psychiatry (2024). https://doi.org/10.1007/s00787-024-02577-6