Son resultados de un estudio del IISPV y de la URV después de analizar cómo afectaron las restricciones de la pandemia a personas con síndrome metabólico que participaban en el proyecto PREDIMED-Plus
Durante la pandemia del COVID-19, los trastornos depresivos aumentaron más del 27% a nivel mundial. Factores como las restricciones de movilidad y contacto social o el riesgo de contagio hicieron que se dispararan estos problemas, con especial preocupación sobre la población más vulnerable, como las personas adultas en edad avanzada, entre 55 y 80 años. Ahora un estudio liderado por el grupo de investigación en Alimentación, Nutrición y Desarrollo Mental del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virigili y de la Universitat Rovira i Virgili (URV) ha demostrado que este grupo de personas manifestó menos síntomas depresivos durante el confinamiento.
Ante la controversia de resultados de estudios anteriores, que no llegaban a una conclusión clara sobre el impacto de las restricciones por la pandemia en el aumento de síntomas depresivos, el equipo investigador decidió explorar cómo esto había incidido en la población de personas adultas mayores que participaban en el proyecto Predimed-Plus. Para ello, diseñaron un cuestionario con el que se obtenía una puntuación que permitió medir el grado de confinamiento que pasó cada individuo (a mayor puntuación, más severo). Aquí se incluyeron aspectos que se consideraron determinantes como el ambiente físico (dimensiones y condiciones de la vivienda, frecuencia en la que salían de casa durante el confinamiento) y de contacto social (número de personas que vivían en la misma) casa y situación laboral durante el confinamiento).
Por otra parte, la sintomatología depresiva se valoró utilizando otro cuestionario que los participantes completaron antes, durante y después del confinamiento, dando valores más altos a más manifestaciones depresivas.
«Al inicio del estudio partíamos de la hipótesis de que las personas que experimentaron un confinamiento y restricciones sociales más severos presentarían más niveles de depresión en comparación con quien pasó por un confinamiento más ligero», explica Indira Paz, investigadora del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV, que ha participado en el estudio. Sin embargo, los resultados fueron diferentes a los esperados. “Al comparar las puntuaciones de la sintomatología antes y durante el confinamiento, éstas disminuían y recuperaban a sus niveles una vez pasado el período de cierre. Además, el grado de confinamiento no pareció influir en la sintomatología depresiva”, añade la investigadora.
Esta disminución de síntomas depresivos se explica a través de distintos factores. Por un lado, las personas de edad avanzada podrían haberse visto menos afectadas por las consecuencias sociales y económicas de la pandemia que las más jóvenes. Además, apuntan, las personas de 55 a 80 años que ya tenían un diagnóstico de depresión antes de la pandemia demostraron ser más resistentes a efectos adversos de la salud mental del COVID “porque contaban con conocimientos previos sobre estrategias de gestión emocional y conexión social”, explica Paz-Graniel.
Además, el equipo investigador indica que aquellas personas con síntomas depresivos y mayor riesgo de complicaciones por COVID-19 podrían haber encontrado un alivio en las restricciones de movilidad e interacciones sociales. Durante el confinamiento, las personas que participaron en el estudio fueron contactadas constantemente por el personal investigador para recibir recomendaciones sobre un estilo de vida saludable, como patrones de alimentación adecuados e indicaciones de practicar actividad física en casa. Según los investigadores, esto podría haber tenido un importante papel en la prevención de la depresión. En este sentido, se ha propuesto que el aumento en la frecuencia y calidad de las relaciones sociales –incluidas las interacciones remotas– que tuvieron lugar durante el confinamiento podría haber evitado el inicio de la depresión.
Este estudio, que se ha publicado en la revista Depression and Anxiety, lo ha llevado a cabo un equipo investigador del grupo de investigación en Alimentación, Nutrición y Desarrollo Mental del IISPC y de la URV y ha sido encabezado por la investigadora postdoctotral del IISPV y de la URV Indira Paz -Graniel, la investigaora del IISPV y profesora agregada de la URV Nancy Babio y Jordi-Salas Salvadó, investigador del IISPV, catedrático de la URV y director del grupo de investigación. Los tres son miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn).
Referencia Bibliográfica: Paz-Graniel I, Babio N, Nishi SK., et al. «How Did the COVID-19 Lockdown Pandemic Afecta la Depresión Symptomatología en Mediterráneo Older Adults with Metabolic Syndrome?», Depresión and Anxiety, vol. 2023, Artículo ID 6765950, 9 pages, 2023. https://doi.org/10.1155/2023/6765950