El progresivo envejecimiento de la población, en las últimas décadas, ha situado en el epicentro de la opinión pública conceptos relacionados con la salud cognitiva que años atrás pasaban desapercibidos, como la memoria, la atención o las aptitudes del lenguaje. En la Unión Europea (según datos del Instituto Nacional de Estadística), la franja de la población que se sitúa de los 65 años en adelante ha aumentado un 5% desde 2001, y esta es una tendencia al alza. De ahí que cuidar nuestro cerebro se convierta cada vez más en una prioridad, ya que el deterioro de sus capacidades cognitivas (se da especialmente en personas mayores) comporta una disminución de la calidad de vida, a la vez que implica enormes costes para el sistema nacional de salud.
En este contexto, los grupos de Genética y Ambiente en Psiquiatría y el de Alimentación, Nutrición, Desarrollo y Salud Mental, del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) y de la Universitat Rovira i Virgili (el primero también está vinculado al Hospital Universitari Institut Pere Mata) han llevado a cabo un estudio que ha permitido identificar 6 biomarcadores en la sangre que juegan un papel clave en el deterioro cognitivo. Este hallazgo podría permitir, en un futuro, pronosticar y tratar de forma precoz y más eficaz déficits relacionados con las funciones cognitivas de nuestro cerebro, como las citadas previamente.
Para este estudio, publicado recientemente en la revista GeroScience, se han analizado diversas proteínas presentes en la sangre de personas mayores que participaron en el ensayo clínico PREDIMED-Plus (IISPV y URV). Estas tenían o bien sobrepeso o bien sufrían de obesidad, ambos factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y que a su vez están asociados con el rendimiento cognitivo.
“Se ha descubierto que los niveles de estas proteínas en sangre ofrecen información respecto al estado del funcionamiento del cerebro: las personas con una capacidad de funcionamiento cerebral más baja tienen en la sangre niveles más elevados de seis de las proteínas analizadas (Alpha-2-MRAP, HAGH, Siglec-9, MDGA1, IL12 y EDA2R). Por los resultados de estudios previos de otros investigadores podemos inferir que, en parte, estas proteínas provienen del cerebro. Por tanto, estamos detectando en sangre el rastro de un mal funcionamiento del cerebro”, concluye Martí Llaurador Coll, primer firmante de este trabajo.
Por otro lado, el primer autor del estudio explica que tener las capacidades mentales en un buen estado de salud significa “ser capaz de mantener la atención focalizada en lo que sea necesario, de retener en la memoria tareas que debemos realizar o asuntos cotidianos, o construir relatos coherentes y con sentido, entre otros aspectos”.
Estos resultados son pioneros ya que para llevar a cabo la investigación se ha utilizado un método muy innovador de análisis de sangre, el Proximity Extension Assay, que permite medir la cantidad de un gran número de proteínas en muestras tan pequeñas como una gota de sangre.
Un estudio posible gracias al trabajo en equipo de diferentes áreas del CIBER
Este estudio ha sido posible gracias a la colaboración de diferentes grupos pertenecientes al CIBER (Centro de Investigación Biomédica en Red), aspecto que aporta a la investigación un enfoque multidisciplinar. En concreto, han trabajado conjuntamente la àrea de Salud Mental (CIBERSAM) y la de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
Referencia bibliográfica: Llaurador-Coll, M., Rios, S., García-Gavilán, J.F., Babio, N., Vilella, E., Salas-Salvadó, J. Plasma levels of neurology-related proteins are associated with cognitive performance in an older population with overweight/obesity and metabolic syndrome. GeroScience (2023). https://doi.org/10.1007/s11357-023-00764-y