Este sábado 31 de mayo, se celebra el Día Mundial contra el Tabaco y se reivindican medidas preventivas, educativas y legislativas para proteger la salud de los más pequeños, reduciendo la exposición a las sustancias tóxicas del humo que persisten una vez terminado el cigarrillo
El Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) continúa con la búsqueda de los efectos que producen las sustancias tóxicas del tabaco, sobre todo en la población infantil. Con motivo de la celebración del Día Mundial Sin Tabaco, Noelia Ramírez, investigadora del IISPV y miembro del grupo de investigación en Pediatría, Nutrición y Desarrollo Humano (PEDINUR) de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y del IISPV, ha presentado los resultados más recientes de sus estudios sobre las consecuencias del humo residual.
Ramírez destaca que es fundamental tener presentes los efectos nocivos que existen a la hora de exponerse a la nicotina, especialmente en el caso de los menores de 5 años. En este sentido, explica que el también llamado humo de tercera mano supone un peligro especialmente para los más pequeños y habitualmente suele subestimarse por parte de progenitores y estamentos públicos. Y es que «esta vía de exposición todavía no es suficientemente conocida. Las sustancias tóxicas que conforman este humo residual se quedan, también, en objetos y superficies de mobiliario, así como la piel, la boca, los pulmones y la ropa». Ramírez subraya que, en días mundiales como éste, es importante proteger la salud de la población, sobre todo la infantil, con medidas preventivas, así como educativas y legislativas.
Aunque las políticas antitabaco han reducido la exposición a este humo en los espacios públicos, determina Ramírez, muchos niños siguen todavía expuestos en casa y espacios exteriores.
Mayor riesgo de enfermedades respiratorias
El impacto de este tipo de humo se traduce, en el caso de los más vulnerables, como los niños y niñas, en alteraciones del crecimiento, en un mayor riesgo de enfermedades respiratorias, malformaciones congénitas no cromosómicas (en caso de una exposición en la gestación) y caries dentales y enfermedades como otitis recurrentes.
El humo residual persiste, reacciona con otras sustancias del ambiente y cuesta eliminarlo, puesto que las sustancias tóxicas, como se apuntaba, resisten una limpieza superficial, como la ventilación, y también quedan partículas en movimiento, dependiendo de las temperaturas o flujos de ventilación. Además, cuando interactúan con una persona ésta también puede repartir en otros rincones estas sustancias.
Algunos de los consejos preventivos para evitar la presencia prolongada del humo de tercera mano son, entre otros, limitar los espacios donde se fuma, limpiar a fondo donde se haga -teniendo en cuenta materiales como alfombras y cortinas- y llevar en el caso de los fumadores, especialmente si tienen contacto con los más pequeños, una limpieza profunda y cuidadosa de manos, boca y ropa.